Tener discapacidad no implica estar discapacitado

Una mujer fue a un centro comercial acompañada de su hijo con síndrome de Asperger, que es un trastorno del espectro autista. Y el joven se topó con un estante lleno de productos en desorden. Después de un rato, la mujer tomó una foto y la compartió con el mensaje: “¿Qué pasaría si contratan una persona con autismo? Tendrán un empleado organizado, eficiente, puntual y que no se detiene hasta que la tarea ha sido realizada.”
 
Qué maravillosa historia y me lleva a preguntarme: 
 
¿Qué entendemos por discapacidad? ¿Qué nos hace sentir esta palabra?
 
Porque, mientras no entendamos lo que nos hace sentir la discapacidad y el miedo con la que la vemos, es difícil que logremos una verdadera inclusión en los lugares de trabajo. 
 
Se dieron a conocer los datos de la Encuesta Nacional de la Discapacidad y Dependencia ENDIDE 2022 que viene a reemplazar la Encuesta Nacional de la Discapacidad del 2015. 
 
Impresiona ver que un 18% apróx de los adultos en Chile presentan algún grado de discapacidad y, de estos, 61% no participa del mercado laboral.
 
También se pueden ver sesgos de género en los que del total de contratos escritos, el 63,7% corresponde a hombres y el 36,3% a mujeres.
 
Otro punto que llamó mi atención es que se señala que un 30% de desvinculación de las personas con discapacidad que habían contratado. ¿Qué pasó en ese proceso y qué estamos haciendo para que las personas con discapacidad liberen todo su potencial sintiéndose parte de la organización?
 
En este punto me quiero detener especialmente porque el alto número de personas que no pudieron mantener su fuente de trabajo nos pone la tarea perentoria de revisar nuestros procesos de selección y también de fidelización a quienes les hacemos una promesa de ser parte de un equipo pero que, al poco andar, debemos incumplirla.
 
Durante el año 2022 me tocó dirigir cuatro ciclos de capacitación para gestor de inclusión laboral y noté que, si bien había genuina intención por entregar un buen servicio, carecían de una metodología que permitiera realizar una intermediación laboral exitosa.
 
Cuando se habla de persona con discapacidad, estoy convencida que el primer gran sesgo a superar es que ello no implica que está discapacitado. Asimismo tampoco es apropiado suponer que un mismo tipo y grado de discapacidad tiene, por tanto, una misma proyección laboral.
 
A veces olvidamos que las personas somos única e irrepetibles y que las personas con discapacidad no son la excepción
 
¿Crees que la discapacidad aporta a las empresas o, por el contrario, es un costo para ellas?

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